Las 6 playas en Alicante que enamoran a cada turista

Las playas en Alicante no solo han servido de inspiración a artistas de todo el mundo, también son hoy uno de los principales motores turísticos del Mediterráneo. La razón es sencilla: pocas zonas en Europa ofrecen tanta diversidad en tan pocos kilómetros. Desde la calma de calas escondidas hasta la efervescencia de núcleos urbanos como Benidorm, la provincia lo tiene todo.

En la comarca de la Marina Baixa confluyen la naturaleza en estado puro, la historia que aún se respira en sus calles y un mar que ha sido musa, refugio y escenario de algunos de los veranos más inolvidables. Pero no todo queda en la postal: hay formas nuevas de recorrer esta costa, de mirar sus acantilados, de sentir su luz.

¿Cuáles son las mejores playas de Alicante?

Playa del Albir: cine, estrellas y senderos sobre el mar

A apenas tres kilómetros de l’Alfàs del Pi se encuentra uno de esos rincones que sorprenden sin alardes. La Playa del Albir, con su suelo de canto rodado y aguas transparentes, ofrece tranquilidad sin renunciar a los servicios de una playa moderna. Aquí no hace falta correr por sitio; lo que importa es el tiempo que decides regalarte frente al horizonte.

Desde su orilla parte un sendero que sube hasta el faro, una caminata sencilla pero con una recompensa enorme: vistas que abrazan toda la bahía de Altea y que dejan claro por qué tantos viajeros y artistas acaban volviendo. El paseo, además, cruza el llamado Paseo de las Estrellas, una especie de alfombra homenaje donde figuran los nombres de cineastas y actores que han pasado por el Festival Internacional de Cine de l’Alfàs.

Y justo al fondo, el imponente macizo de Serra Gelada, ese coloso natural que no solo se observa, sino que también se recorre. Allí, entre senderos de tierra y acantilados que rozan los 400 metros, se esconden aventuras que van mucho más allá de una simple excursión: rutas guiadas en buggy o quad que permiten descubrir este parque natural desde una perspectiva distinta. Porque sí, explorar la Serra Gelada sobre un quad o buggy también es posible, sin perder el respeto por un entorno que impone.

Benidorm: de pueblo pesquero a capital del ocio

Es imposible hablar de las playas de alicante y del turismo en la Marina Baixa sin detenerse en Benidorm. Su perfil urbano, vertical y reconocible desde cualquier postal, guarda una historia que pocos conocen. Detrás de los rascacielos y la vida nocturna, aún late el recuerdo de un pueblo marinero que supo reinventarse.

Hoy, Benidorm es sinónimo de playas amplias, animación y planes para todos los gustos. Las playas de Levante y Poniente son dos joyas distintas: una bulliciosa, con actividad constante; la otra más familiar, perfecta para tardes tranquilas. Pero lo mejor está en las opciones para moverse. Alquilar una moto o un scooter y recorrer la ciudad sin preocuparse por el aparcamiento o el tráfico es ya un plan habitual para quienes quieren libertad sin renunciar a la comodidad. En eso, la oferta de movilidad en Benidorm está a otro nivel.

Altea: la luz que atrapa pinceles y versos

Si hay un lugar que ha sabido enamorar a pintores, fotógrafos y escritores, es Altea. Su casco antiguo, con calles empedradas que serpentean entre fachadas blancas, no necesita filtros. Todo gira en torno a la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con su cúpula de tejas azules que brilla al sol como un faro cultural.

Pero más allá del encanto estético, Altea es también acción. Desde su puerto, las motos de agua surcan la bahía en excursiones guiadas, una forma emocionante de entender por qué el mar tiene tanta presencia en la historia local. No hace falta tener experiencia: basta con ganas de dejar atrás la orilla y sentir el Mediterráneo de cerca.

Bahía de Altea: donde el mar se vuelve espectáculo

Entre el Morro del Toix y la Punta del Albir se despliega una de las zonas más fotogénicas del litoral. La bahía de Altea combina aguas limpias, playas de piedras y un entorno que cambia con cada hora del día. Durante el verano, este rincón se convierte en escenario de uno de los eventos más esperados del año: el Castell de l’Olla.

Cada último sábado de julio, miles de personas se reúnen para ver cómo los fuegos artificiales explotan sobre el mar, sincronizados con música y silencio, con sorpresa y tradición. Es el tipo de experiencia que no se olvida, sobre todo si se vive desde dentro. Algunas excursiones acuáticas ofrecen la posibilidad de presenciarlo desde motos de agua, lejos del bullicio y con una panorámica única del espectáculo.

Villajoyosa: historia viva frente al Mediterráneo

No todo en esta costa es relax o fiesta. Hay localidades como Villajoyosa que conservan intacta su identidad. Sus casas de colores, que flanquean el paseo marítimo, no son un decorado turístico, sino parte de una historia ligada al mar y al cacao.

Cada verano, la ciudad cobra vida con su fiesta de Moros y Cristianos, especialmente con el Desembarco, un acto que simula la llegada de las tropas moras por mar. Los visitantes, además de presenciar la recreación histórica, pueden completar la jornada explorando la zona en moto, a pie o incluso planeando una escapada por la costa.

Serra Gelada: acantilados que imponen desde todos los ángulos

De vuelta al monte, el Parque Natural de Serra Gelada no solo ofrece vistas espectaculares desde sus rutas a pie. Hay quienes prefieren adentrarse en sus caminos polvorientos subidos a un quad, cruzando pinares y descubriendo antiguos refugios escondidos entre la vegetación. Las excursiones en buggy y quad que se organizan por esta sierra se han convertido en una alternativa original para quienes buscan algo más que playa.

Y lo mejor es que, al acabar, siempre está la posibilidad de darse un baño en alguna cala solitaria, donde solo se oye el mar. Porque eso también forma parte del viaje.

Turismo en la Marina Baixa: más allá de la toalla

Lo que está claro es que las playas en Alicante son mucho más que sol y tumbona. En este tramo de costa se puede caminar entre cineastas, subir a un faro, alquilar una moto y explorar callejones blancos, saltar sobre las olas en una moto de agua o cenar tras ver un espectáculo pirotécnico desde el mar.

Esa combinación de historia, ocio, cultura y naturaleza es lo que hace que cada vez más turistas —y no pocos famosos— elijan esta zona para escaparse. Porque aquí, cada playa guarda una historia y cada historia puede vivirse desde muchos ángulos.