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Hay lugares que no se caminan, se respiran. El barranco del Mascarat es uno de ellos. Una grieta entre montañas que separa la Marina Alta de la Baixa, donde la roca se estrecha hasta acariciarse y la luz entra como puede, dibujando formas que parecen salidas de otro planeta. Dicen que este sitio guarda secretos del siglo XIX, de túneles imposibles y de puentes del barranco del Mascarat que se levantaron a pulso para unir lo que el agua había separado.
Pero lo que nadie te cuenta es cómo cambia esta ruta cuando llegas con el rugido de una Yamaha bajo los pies y el casco lleno de ganas de aventura. Porque si algo tiene Fun&Quads, es que no te alquila una moto: te da una excusa para huir de lo rutinario.
Índice de contenidos
Desde Denia al Mascarat
En Denia arranca todo. Aquí alquilas tu moto con Fun&Quads y el mapa deja de ser una guía para convertirse en una invitación. Tienes dos joyas entre las manos: la Yamaha XT1200Z Super Ténéré, pensada para perderse por caminos sin preguntar, y la Yamaha Tracer 700, más ligera, pero igual de lista para devorar curvas con elegancia.
Con cualquiera de las dos, la carretera se transforma. Porque cuando llevas la montaña delante y el mar al lado, la conducción se convierte en algo casi íntimo. Subes por la Sierra de Bèrnia, te asomas al Morro de Toix y sigues la N-332 hasta que el asfalto empieza a contar otra historia: la del Cañón del Mascarat, donde los puentes del Mascarat parecen suspendidos en el aire, como si alguien hubiera retado al vértigo y hubiera ganado.
Allí empieza lo bueno. Apagas el motor, bajas la visera y sientes ese silencio de los lugares que imponen. Puedes hacer la ruta a pie, desde la Playa del Mascarat, y adentrarte en el sendero que remonta el Barranc Salat. A medida que avanzas, las paredes se cierran y el cañón se traga la luz. Es como entrar en un pasadizo natural, un túnel que parece hecho para sentirse pequeño, aunque tu corazón bombee como si acabara de ganar una etapa del Dakar.
Historia de los puentes del barranco del Mascarat
Volvemos a la tierra, al sendero y a ese puente de 60 metros de altura que unió la Marina Alta con la Baixa en 1889 después de años de peleas con la geografía y alguna que otra riada que se lo quiso llevar por delante. Lo que antes fue una obra de ingeniería, ahora es el mejor telón de fondo para una escapada sobre dos ruedas.
Altea en moto de agua
Y cuando crees que lo has visto todo, el cuerpo te pide más. Aquí es donde Fun&Quads vuelve a aparecer en el guion, pero esta vez en su base de Altea, con las motos de agua Yamaha Waverunner esperándote en Portosenso.
Desde ahí, la ruta cambia de escenario pero no de emoción. Excursiones en moto de agua que te llevan por la bahía, bordeando el Faro del Albir, la Sierra Helada y la Isla de la Olla, ese islote diminuto que parece un decorado de película. El plan es tan sencillo como inolvidable: motor, agua, velocidad, naturaleza y fotos que no necesitan filtro.
Además, no hace falta tener licencia. Solo ganas de mojarte un poco y de ver la Costa Blanca desde un ángulo que pocos conocen. En menos de una hora, pasas de ser un visitante más a sentirte parte del Mediterráneo. Y si viajas con amigos o familia, la experiencia se multiplica. Porque pocas cosas unen más que gritar “¡dale gas!” mientras saltas olas con el sol en la cara.
Fun&Quads no te propone una ruta, te propone una historia. Tú eliges si quieres contarla con el barro en las botas o con el salitre en la piel. Lo importante es que sea tuya. Porque entre curvas, cañones y salpicaduras, hay algo que no cambia: las ganas de volver a arrancar el motor y seguir explorando.
Así que, si estás buscando una excusa para escapar del sofá, los puentes del barranco del Mascarat te esperan. Alquila tu moto en Denia, lánzate a la carretera, recorre la historia y atrévete a mirar las cosas desde otra perspectiva.
