Plan romántico en Altea. Solo decirlo ya invita a imaginar una jornada diferente, una escapada con el mar de fondo, el empedrado de las calles blancas y un atardecer que se quedará en tu memoria. Cada verano, cientos de parejas buscan un rincón que no solo sea bonito, sino que también inspire. Y Altea tiene sol, historia, sabor mediterráneo y planes que pueden empezar en lo más alto del casco antiguo y acabar en una moto de agua.
Ubicada entre la sierra y el mar, Altea ofrece escenarios de postal y actividades que despiertan emociones. ¿Cuándo vivirlo? Un fin de semana libre basta. ¿Dónde hacerlo? Desde sus playas hasta el campanario de su emblemática iglesia. Porque hay lugares que están hechos para disfrutarse a dos. ¿Qué se puede hacer en Altea? Mucho más que pasear. Cualquiera que busque un momento compartido lejos del ruido. A continuación, te contamos cómo organizar un día redondo, paso a paso.
Índice de contenidos
¿Qué planes románticos proponemos en Altea?
Excursión en moto de agua
Hay propuestas que suenan exageradas hasta que las vives. Subirse a una moto de agua y recorrer la costa de Altea con el sol cayendo es una de esas. Las excursiones en moto de agua que ofrece Fun&Quads permiten explorar de forma distinta todo lo que rodea esta localidad. Desde el puerto de Portosenso, es posible embarcarse en diferentes rutas guiadas, todas con una mezcla de adrenalina y belleza natural difícil de igualar.
La excursión por la bahía de Altea permite ver el pueblo desde el mar, acercarse a la Isla de la Olla y llegar hasta El Albir, con la Sierra Helada de fondo. Si se prefiere algo más completo, el recorrido hacia el Faro del Albir incluye parada en la Isla Mediana, conocida como “la isla de los pulpos”, donde se puede nadar y hacer fotos espectaculares. Sin embargo, hay una opción que sobresale: ver el atardecer desde el mar, en moto de agua, acelerando a ratos y dejando que el resto sea paisaje y silencio.
Estas excursiones no requieren experiencia previa ni licencia. Solo hay que llevar una identificación, ganas y, claro, a la persona adecuada.
Subir al campanario, ver el mar
La subida al campanario de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo ofrece uno de los mejores panoramas de Altea. Desde allí, el Mediterráneo parece aún más amplio y el tiempo se detiene unos segundos. Puede que no sea el punto más famoso de la costa alicantina, pero sí uno de los más sinceros. El silencio, el viento suave y las vistas convierten esta experiencia en uno de esos momentos que no necesitan palabras.
Bañarte en las mejores calas de Altea
Después del paseo, el calor pide mar. Las mejores calas de Altea no tienen la arena fina de otros destinos, pero eso no las hace menos atractivas. De hecho, esa mezcla de canto rodado, aguas limpias y ambiente tranquilo las convierte en ideales para un baño en pareja. La Playa de la Olla es una de las más recomendables si se busca algo más íntimo y con menos bullicio. Además, justo enfrente se encuentra la Isla de la Olla, un pequeño islote que se convierte en referencia visual constante durante todo el día.
Paseo entre callejuelas
Comenzar el día recorriendo las callejuelas con encanto del casco antiguo de Altea es casi obligatorio. Caminar sin prisa por las calles empedradas, flanqueadas por casas encaladas con puertas azules y macetas de buganvillas, no solo regala sombra y frescor en pleno verano, también es el entorno perfecto para una sesión de fotos juntos. Desde la plaza de la iglesia, el horizonte se abre hacia el mar, los tejados rojizos contrastan con el cielo limpio y, sin darte cuenta, ya estás viviendo un momento romántico sin haber hecho casi nada más que mirar.
Comer frente al mar: restaurantes con vistas
No hay plan romántico que no incluya una buena comida, y en esto, Altea cumple. Hay muchos restaurantes con vistas al mar, con terrazas donde disfrutar de arroces, pescados o simplemente una copa fría mirando al horizonte. Comer bien, sin prisa, bajo una sombrilla, con el sonido del mar de fondo, es uno de esos lujos accesibles que solo necesitan ser bien elegidos. Aquí lo importante no es tanto el menú como el momento: mirar juntos el mar, recordar, hacer planes o simplemente compartir el silencio.
Atardecer desde el mirador de Cronistas de España
Cuando el sol empieza a caer, el mirador de Cronistas de España se convierte en una pasarela de parejas y fotógrafos. La luz dorada tiñe las fachadas y las montañas cercanas, y Altea se transforma en una postal. Este mirador, discreto pero espectacular, permite observar cómo el día se despide sin necesidad de palabras. Ver el atardecer desde ahí es un ritual que muchos repiten. Y si es la primera vez, probablemente no sea la última.
Un día que empieza en lo alto y acaba en el mar
Organizar un plan romántico en Altea es, en realidad, más sencillo de lo que parece. Lo complicado es decidir por dónde empezar. Pasear por sus calles blancas, bañarse en sus playas, ver el mundo desde un campanario, comer junto al mar, esperar juntos el atardecer y acabar el día deslizándose sobre el agua. Todo en menos de 24 horas. Sin necesidad de irse lejos ni buscar excusas. Altea lo pone fácil. Solo hay que dejarse llevar.